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LOCALES

6 de abril de 2021

“Fui con la intención de robarle y si algo salía mal, con la idea tonta de matarlo”

Los tres jóvenes imputados se mantuvieron en silencio y se leyó lo que oportunamente habían declarado. También se presentó la primera ronda de testigos. Hoy se reanuda la audiencia.

“Por el momento no quiero declarar”, dijo Gabriel “Gabocha” Carrizo (22). Él es el principal sospechoso por el crimen del docente Luis Héctor Calderón, ocurrido en la noche del 16 de enero de 2019 en Belén. Junto con quien era su novia –en ese momento una adolescente de 17 años-  y Joaquín Javier Escalante comparte el banquillo de los acusados. Los novios fueron imputados por el delito de “homicidio doblemente agravado por alevosía y para facilitar, consumar y ocultar otro delito para asegurar el resultado y la impunidad (criminis causa)” y “robo en concurso ideal”. Escalante debe responder por el delito de “encubrimiento agravado”.

Dada la imputación de la adolescente, el Tribunal de Responsabilidad Penal Juvenil ejerció como fuero de atracción y la Cámara de Sentencia de este fuero especializado se trasladó hasta la ciudad de Belén. El Tribunal está integrado por los jueces Rodrigo Morabito, Luis Guillamondegui y Mauricio Navarro Foressi. El Ministerio Público Fiscal es representado por el fiscal Penal Juvenil Guillermo Narváez, quien está acompañado por el abogado de la querella Walter Falcone. En tanto que el abogado Roberto Mazzucco ejerce la defensa de Carrizo y de la joven coimputada y su colega Pablo Vera Aráoz asiste a Escalante. 

En la primera audiencia, los acusados se abstuvieron de declarar y prefirieron el silencio. No obstante, se incorporó por lectura la declaración ofrecida oportunamente en la indagatoria. En aquella oportunidad, “Gabocha” Carrizo había contado que había conocido al docente Héctor Calderón por su amigo Joaquín Escalante en noviembre de 2018. “Estábamos en la plaza con sed y no tenía para comprar una bebida. Me dice que vayamos a la vuelta, que ahí vive un viejo que es gay y que vive en su domicilio”, había relatado. En aquella oportunidad, Escalante había presentado a “Gabocha” como un primo que venía del sur.

Luego, Carrizo y Calderón se habían enviado unos mensajes por Navidad y en los primeros días de enero de 2019, el docente lo había invitado a su casa. “Gabocha” aceptó y una vez allí, Calderón lo invitó a tomar un fernet con coca. “Le pregunté si a todos los invitaba a su casa como lo hacía conmigo. Me contestó que sí para que se haga más rico. Me di cuenta de que era gay y que quería intimar conmigo. Me hacía muchas preguntas de índole sexual que me incomodaban mucho”, había reconocido.
“Gabocha” le comentó a su novia sobre su nuevo amigo Héctor Calderón. La pareja comenzó a bromear con la idea de ir a la casa del docente, para tomar algo y ver si había algo de valor. “Le contaba mis pensamientos y ella no me decía que no lo hiciera. Estaba dudosa porque no creía que yo lo fuera a hacer”, indicó.

La noche del 16 de enero, “Tío Héctor”, como era conocido Calderón, lo invitó a su casa y “Gabocha” aceptó. “Ese día, me veo con mi novia y le digo que a la noche me iba a ver con Calderón. Me fui a su encuentro con la intención de robarle y si algo salía mal, con la idea tonta de matarlo. Mi novia sabía mis intenciones y ella no se oponía”, remarcó.

En la casa del docente, Calderón y Carrizo tuvieron una charla. El docente le contó sobre su vida y sus sacrificios. “Gabocha” advirtió que se trataba de una buena persona, hasta sintió lástima y desistió de su idea de matarlo.
“Mientras estaba con Héctor, le escribía a mi novia por celular. Le dije a mi novia ‘amor, no da para hacerlo porque este hombre es re buenito’. Ella no me dijo que no lo hiciera. Me dijo ‘no sé qué harás; no sé si tendrás tantas oportunidades para hacerlo’”, detalló.

Luego, la situación se salió de control. De acuerdo con el relato de Carrizo, Calderón se abalanzó sobre él; lo tocaba, se le insinuaba para tener relaciones pero el joven no quería. Entonces, lo golpeó, se enfureció y volvió a golpearlo. “Me dijo ‘andate, ya te doy un poco de platita’. Se me fue el pensamiento bueno que tenía de él”, señaló. Calderón insistió una vez más, para estar con el joven y Carrizo se violentó otra vez. “Pensaba si me convenía dejarlo vivo o matarlo. Pensé en eso porque recordó que Calderón me habló de que tenía un amigo policía. Lo veía mal, con mucha sangre; él suspiraba fuerte, como si quisiera gritar. En la habitación, saqué el cable del televisor; no lo ahorqué con el cable que había llevado. Lo ahorqué con ese otro cable. Entré como en shock, me acordé de que yo no soy así”, recordó.
Carrizo trató de limpiar la escena del crimen, de salir de ahí y de deshacerse de las llaves. “Llamo a mi novia y le conté lo que había hecho. Le dije que no quería hacerlo. Me fui dando cuenta de que me mandé una cagada”.

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