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SOCIEDAD

25 de abril de 2023

El Vaticano estudiará el supuesto milagro de un excardenal argentino

La Junta Médica de la Santa Sede se reunirá en los próximos días para analizar el caso de Francisco Pironio, a quien se le atribuye la curación de un niño que había tragado polvo de cobre.

La Junta Médica del Vaticano analizará el 4 de mayo el milagro atribuido a la intercesión del excardenal Francisco Pironio, a quien se le atribuye la curación de un niño que había tragado y respirado polvo de cobre. Pironio, quien llegó a ser mencionado como posible Papa en los años '70, falleció en 1998 en Roma.

El proceso para la beatificación de Pironio comenzó hace siete años. El Papa Francisco autorizó en febrero de 2022 la publicación del decreto que reconoce sus “virtudes heroicas”, razón que lo que hace “venerable”, segundo paso hacia el honor de los altares. En 2006, cuando se inició la causa, Pironio había pasado a ser formalmente “siervo de Dios”.

Pironio, el más joven de una familia de 22 hermanos, fue el creador de las Jornadas Mundiales de la Juventud que se realizan de forma trianual con la presencia del Papa. Había nacido en 1920 en la localidad bonaerense de 9 de Julio. Como publicó LA NACION, fue mencionado como “papable” en los dos cónclaves de 1978.

El obispo de Nueve de Julio, monseñor Ariel Torrado Mosconi, confirmó esta semana la fecha en la que la Junta Médica del Vaticano someterá a análisis el milagro que puede convertir a este excardenal en beato. Así lo publicó el diario La Capital de Mar del Plata, ciudad donde también se desempeñó como obispo.

A Pironio se le atribuye la curación de un niño argentino que había tragado y respirado polvo de cobre y que, tras ser internado, fue dado de alta completamente curado y que desde entonces no tuvo ninguna otra consecuencia. Para ello, habría intercedido una oración de la madre al cardenal.

La declaración de “beato” es un paso que antecede al de santo. En 2016, el “cura gaucho" José Gabriel Brochero, canonizado en 2017, se convirtió en el primer santo argentino.

Ordenado cardenal en el consistorio del 24 de mayo de 1976, fue el primer latinoamericano que desempeñó un cargo en la Curia Romana y fue uno de los fundadores de la teología basada en la doctrina social de la Iglesia.

Pironio tuvo cáncer de huesos y murió en Roma el 5 de febrero de 1998, a los 77 años. Por su voluntad, sus restos reposan en la actualidad en la Basílica de Luján.

Pasos

El proceso de beatificación de Pironio fue impulsado en 2003, cuando se cumplieron cinco años de su fallecimiento. El 11 de marzo de 2016 fue clausurada la fase diocesana de su causa. El cardenal vicario de Roma, el italiano Agostino Vallini, presidió en aquella oportunidad la sesión de cierre, en la que se comenzó a analizar la prueba recolectada.

Entre quienes aportaron su testimonio sobre la santidad de Pironio se encuentra el mismo Papa Francisco, que lo conoció bien y que siendo arzobispo de Buenos Aires impulsó esta causa, según recordó entonces monseñor Carlos Malfa, obispo de Chascomús. Malfa, que fue secretario de Pironio cuando éste fue obispo de Mar del Plata, también dio su testimonio.

El siguiente paso tuvo lugar en 2022. El Vaticano publicó el decreto que reconoció sus “virtudes heroicas” por parte de la Congregación para las Causas de los Santos, que dirige el italiano Marcelo Semeraro. La decisión se conoció casi seis años de que se iniciara la denominada “fase romana”.

Pironio fue obispo de Mar del Plata. En la foto, una misa celebrada en su memoria.La Capital de Mar del Plata

Vatican News, describió en aquella oportunidad las características de Pironio. “Persona de grandes cualidades humanas y profunda espiritualidad, fue su madre quien le transmitió –a través de la oración constante– una fuerte fe, que luego se fortaleció con el estudio, la lectura y la meditación. Su personalidad se caracterizaba por la esperanza y la alegría, ligadas a la espiritualidad mariana del Magnificat. Pastor paternal, amable, acogedor, firme pero comprensivo, daba importancia a las relaciones personales en el trabajo. Para él, las relaciones humanas eran primordiales: establecer amistades y hacer crecer a los demás a través de los encuentros”, expresó la publicación.

Trayectoria

Nacido en 1920 en Nueve de Julio de una familia de inmigrantes italianos de la región del Friuli (noreste), fue el último de 22 hijos. La madre Pironio tiene una “milagrosa” historia, que la Santa Sede tuvo en cuenta al recordar el perfil del excarcenal. A los 18 años, después de haber dado a luz a su primer hijo, a la mujer le habían advertido que podía morir si tenía más niños. Pero la mujer, muy religiosa, siguió el consejo del entonces obispo de La Plata, que le dijo: “Póngase en manos de Dios”. Y vivió hasta los 82 años y tuvo 22 hijos, el último, Pironio.

Pironio se ordenó sacerdote en Luján a los 23 años, después tuvo un paso por Mercedes y luego por el seminario de Villa Devoto de Buenos Aires, donde fue rector. En 1964 fue designado como obispo auxiliar de La Plata, y luego asumió diversos cargos de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM), de la que fue presidente. En 1972 se convirtió en obispo titular de Mar del Plata.

Según recordaron al analizar su caso en el Vaticano, Pironio sufrió persecuciones en la Argentina por ser considerado demasiado cercano a la izquierda. El Papa Pablo VI en 1974 lo llamó a Roma para ser prefecto de la Congregación de los Institutos de Vida Consagrada, y dos años más tarde, lo creó cardenal en 1976.

Juan Pablo II lo nombró en 1984 presidente del Pontificio Consejo para los Laicos. Los expertos en cuestiones vaticanas recuerdan, sin embargo, que como Pironio -papable durante los dos cónclaves de 1978- era considerado demasiado progresista (era muy amigo del obispo salvadoreño Oscar Arnulfo Romero, y del padre general de los jesuitas Pedro Arrupe), la designación al frente del dicasterio de los laicos para él había significado un virtual destierro.

A Pironio se le destaca su compromiso con la organización de las primeras Jornadas de la Juventud, su dedicación y amor hacia los jóvenes, y su entereza a la hora del sufrimiento y la enfermedad. “Fue un testigo de la fe valiente que sabe confiar en Dios”, afirmó Juan Pablo II durante la homilía de sus funerales, celebrados en la Basílica de San Pedro el 7 de febrero de 1998.

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