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PROVINCIALES

4 de junio de 2022

Mujeres y disidencias se hicieron sentir en las calles

Salieron de la Plaza 25 de Mayo y se manifestaron frente a la Fiscalía General, la comisaría Primera y el Obispado.

Ayer se cumplieron siete años del primer grito de “Ni Una Menos”, tras el femicidio de Chiara Páez, una adolescente de 14 años. Un grupo de periodistas realizó la convocatoria y en todas las ciudades del país se hicieron eco. Desde entonces, año a año, el compromiso de la lucha de la violencia contra las mujeres y los grupos de diversidad se renueva año tras año, cada 3 de junio. A las 16.30, distintas agrupaciones de mujeres y disidencias comenzaron a llegar a la Plaza 25 de Mayo, con carteles, pancartas y banderas. Llevaban megáfonos, tambores y redoblantes para hacerse sentir. Poco después de las 17, bajo la premisa “Ni Una Menos”, mujeres –de todas las edades-, adolescentes, jóvenes, niños y niñas comenzaron a marchar sobre calle República hasta Junín. Luego, a la altura de Junín al 600, frente a la sede de la Fiscalía General, se manifestaron por unos instantes. De esta manera, recordaron a mujeres fallecidas en Catamarca a causa de la violencia machista.

Mientras marchaban, al ritmo de los tambores y redoblantes, cantaban los “himnos” que representan la lucha de las mujeres, a cada paso que daban se hacían sentir. Chicos y chicas, en las escuelas, se acercaban a las ventanas para ver la marcha. En las veredas, los transeúntes dejaban pasar la columna; miraban y filmaban a esa fuerte oleada que gritaba “ni una menos” con cada paso.

La marcha continuó hasta calle Chacabuco. Allí, doblaron y continuaron el recorrido hasta calle Tucumán. Frente a la comisaría Primera, custodiada por personal policial, volvieron a manifestarse. “Yo sabía, yo sabía que a los femicidas los cuida la Policía”, cantaron. La marcha siguió hasta calle San Martín. Frente al Obispado también se manifestaron, por los casos de abuso sexual eclesiástico que se encuentran en trámite en la Justicia.

Mientras tanto, alrededor de la Plaza 25 de Mayo, otras agrupaciones marchaban también bajo el lema de “Ni Una Menos”. Finalmente, la columna continuó por calle San Martín para concluir el recorrido en el Paseo de la Fe.

Allí, se desplegó la bandera de la Colectiva Feminista, junto con otros carteles, que refieren a la lucha feminista. Como cierre, voceras de distintas agrupaciones de mujeres leyeron el comunicado de la asamblea Ni Una Menos Catamarca. Este año, el lema fue “con ajuste y represión no hay ‘ni una menos’; basta de femicidios y transfemicidios”.

Comunicado

En primer término, la Asamblea de Mujeres y Disidencias denunció públicamente al Estado “por los femicidios y transfemicidios sucedidos en nuestra provincia que aún se encuentran impunes”. A la vez, denunciaron al Estado por su inacción en el interior de la provincia, por falta de planificación y políticas públicas transversales, acordes con las condiciones de cada territorio. En este sentido, remarcaron los crímenes de Eugenia Olivera y Vanessa Delgado. “Fueron víctimas del Estado ausente habiendo denunciado previamente a su femicida. La inacción del Estado a través de la Justicia Penal y las municipalidades es el común denominador en las denuncias de mujeres por violencia en el interior y en los barrios populares.

Denunciamos al Poder Judicial por misógino, clasista y racista que niega el acceso a la Justicia a las mujeres y disidencias de toda la provincia, profundizando esta situación en localidades del interior, que posee personal que no es idóneo, ni está capacitado (este accionar coloca a los violentos en posición ventajosa y a la Justicia como aliado para profundizar y extender la violencia contra la mujer, muy lejos de combatirla) y en claro pacto con los victimarios, retardan las causas, liberan violentos y abusadores mientras las mujeres y disidencias debemos peregrinar las instituciones que nos revictimizan día a día”, enfatizaron.

También denunciaron a la Policía de Catamarca. Consideraron que se trata de “un eslabón más ante la violencia que sufrimos las mujeres y diversidades, ya que nos señalan o se niega a tomar las denuncias por violencia de género en toda la provincia de Catamarca, violentando a las mujeres e infancias”. A la vez, advirtieron que el 63% de las denuncias recibidas en pandemia fue por violencia de género en el Valle Central porque “no hay estadísticas de los 13 departamentos restantes, entre otras causas, porque no hay Policía Judicial en el interior”.

Con relación a los abusos sexuales eclesiásticos, señalaron que la defensa de los curas abusadores Juan De Dios Gutiérrez, Renato Rasgido y Moisés Pachado “por parte del Poder Judicial, el Poder Político y el Estado, en su conjunto, muestra la relación carnal de la institución católica con el Estado, que entorpece las causas, que financia la defensa de los curas y que utiliza todo el poder político para garantizar la impunidad. Esta impunidad que no es otra cosa que una garantía, para que los aberrantes hechos sigan sucediendo en el silencio de los templos. Planteamos la separación de la Iglesia y del Estado como base necesaria para conseguir justicia”. Dadas las carencias, la Asamblea exigió “reales y serias” políticas públicas para erradicar la violencia de género. Éstas deben ser planificadas y acordes a cada territorio, basadas en estadísticas, diálogo y articulación con las organizaciones de mujeres y feministas de base con presupuestos asignados.

“Denunciamos que desde la entrada en vigencia de la Ley N° 27.610 de la IVE, el Ministerio de Salud no garantiza el acceso al derecho a las personas gestantes. De los 151 Centros de salud de toda la provincia, en sólo dos realizan la IVE. Sumado a ello, no hay campañas de comunicación y las personas no pueden acceder por desconocimiento o por las grandes distancias que nos alejan del derecho. OSEP y las obras sociales y prepagas no cubren la práctica de la IVE. Lo mismo sucede con la Ley N° 26.150 de Educación Sexual Integral (ESI), cuyo programa no se aplica en la provincia, por lo que las conductas misóginas, discriminatorias y violentas se siguen reproduciendo de manera natural en las conductas individuales y sociales. La ESI es una política educativa imprescindible para que les estudiantes puedan desarrollarse con afectividad, libres de estereotipos de género, cuidando su cuerpo y su salud, y valorando la diversidad propia de cada persona. Eliminar la violencia contra las mujeres y diversidades requiere la implementación inmediata y efectiva de la ESI, laica y científica en todos los niveles educativos”, señalaron.

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