El tiempo se agota para Juan de Dios Gutiérrez, el sacerdote condenado en abril del año pasado a la pena de 12 años, tras haber sido hallado culpable en el delito de "abuso sexual con acceso carnal agravado por ser ministro de un culto religioso". La Cámara de Sentencia en lo Criminal de Tercera Nominación lo condenó por unanimidad y finales de diciembre, la Corte de Justicia de Catamarca confirmó, también por unanimidad, el fallo.

Aunque el cura todavía cuenta con la posibilidad del recurso federal de casación, ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN), no se definió su defensa.

Tras notificarse de la sentencia de la Corte, Gutiérrez tenía un plazo de 10 días hábiles, que comenzaron a correr una vez reanudada la actividad judicial. Pese a ello, su abogado particular renunció. Ante esta situación, se designó al defensor público que por turno correspondía. No obstante, había trascendido que ayer iba a presentar a su nuevo abogado defensor.

Fuentes judiciales consultadas por El Ancasti indicaron que el nuevo defensor debía presentarse en horario “de despacho” –hasta las 13- pero no se presentó. Dadas las circunstancias, el supremo tribunal analizará la situación para determinar si continúa con la defensa pública y cómo estarían corriendo los plazos. De un modo u otro, al cura Gutiérrez cada vez le queda menos tiempo porque si no puede contar con la representación de un abogado del foro local, tendrá el patrocinio de un defensor público.

Fundamentos

En la fundamentación, se remarcó que la violencia contra la mujer constituye una violación de Derechos Humanos y que, en el presente, se trata de una víctima de abuso sexual infantil. A la vez, se advirtió que la defensa no hizo mención al estado de vulnerabilidad emocional en el que se encontraba la chica y del aprovechamiento, y la manipulación de Gutiérrez –mayor que ella por 11 años-.

En este contexto, se destacó que cuando la chica se encontraba en una situación de vulnerabilidad, sumado a su adolescencia y otras circunstancias. El cura se aprovechó de esta situación. “Le hizo creer que le brindaba apoyo y contención, fue seduciéndola, manipulándola, cosificándola y de a poco, bajo el lema de que la prepararía para ser mujer y de que todo se perdona con la confesión, fue logrando sus libidinosos objetivos”, se remarcó.

Para los ministros de la Corte quedó acreditado que esa relación fraternal con el acusado, con base en la confianza que la víctima depositaba en él, fue mutando a una relación con componentes eróticos. El sacerdote, aprovechando su condición y rol social elige a una adolescente vulnerable.

“Gutiérrez se burló de ella, la engañó, la manipuló y la cosificó. Existió un aprovechamiento indebido para coartar la libertad de la joven. El imputado la cargaba con el peso del secreteo de la confesión, de que todo se borra con la confesión, lo cual ha generado en la joven sentimientos de culpa, angustia, vergüenza, confusión, coerción”, se precisó.