ESPECTáCULOS
1 de febrero de 2022
Cosquín, capital nacional del cuarteto: el tunga-tunga explotó la Plaza Próspero Molina
La primera noche del Cosquín Cuarteto 2022 cerró con un saldo inmejorable: entradas agotadas, una grilla de lujo y mucha fiesta.
El regreso con bombos y platillos del Cosquín Cuarteto tuvo este lunes una primera noche para el recuerdo, con entradas agotadas y un fervor que se pudo comprobar desde temprano en las calles de la ciudad del Valle de Punilla.
Si bien el horario de apertura de las puertas estaba pautado para las 20, una hora antes ya había una importante cantidad de público en las inmediaciones de la Plaza Próspero Molina, que cambió rotundamente su fisonomía en horas de la mañana para recibir a la multitud que se avecinaba. Sin butacas y con las tribunas laterales inhabilitadas, el anfiteatro se convirtió en una pista de baile gigante.
Luego de más de media hora de demora en la apertura del ingreso (desde afuera se pudieron escuchar las pruebas de sonido de las últimas bandas), se abrieron los portones de las dos esquinas de la plaza y el público comenzó a poblar la explanada que quedó desnuda frente al imponente escenario Atahualpa Yupanqui.
A esa altura, ya había más de tres cuadras de cola y algunos gestos de impaciencia, aunque el ingreso de los asistentes se dio de manera normal. Tanto en las puertas custodiada por un gran número de policías y miembros de la seguridad del festival.
EL COMIENZO
Pasadas las 20.40, se abrieron los micrófonos y Omega fue la banda encargada de abrir una noche que prometía ser larga y nutrida. El grupo sanjuanino radicado en Córdoba bancó la difícil parada y rompió el hielo con oficio y actitud.
El cantante Hugo Flores agitó al público desde el primer tema y recibió el cariño del público en general y de un nutrido grupo de seguidores de la banda. Su versión de Universo paralelo (original de Nahuel Pennisi magnificada por La K’onga) le puso el broche de oro a su actuación y confirmó que es es uno de los grandes clásicos cuarteteros del último tiempo.
“Levanten la mano los que han venido de caravana”, dijo Flores antes del cierre, interpretando a la perfección el clima de fiesta que desde el inicio, y aunque con timidez, se instaló en la plaza. Familias, parejas, grupos de amigos (jóvenes y no tanto) y adolescentes confirmaron el éxito de una propuesta pensada para un segmento de público amplio.
Además, los carteles y las banderas presentes evidenciaron otro punto a resaltar: buena parte del público provenía de diferentes localidades de Córdoba y de provincias como Salta, Catamarca, San Juan, La Rioja, Tucumán, Mendoza, Santa Fe, Buenos Aires o incluso distintos puntos de la Patagonia.
Esa variedad geográfica se hizo evidente con la aparición de la animadora Micaela Crucianelli, que se encargó de entretener al público antes del comienzo del segundo show, a cargo de Tyago Griffo y su banda.
Pasadas las 21.15, el tucumano de nacimiento y cordobés por adopción confirmó su lugar de figura emergente (luego de su paso por Trulala) con versiones de su anterior banda, Camilo, Rodrigo o Los Abuelos de la Nada. Hacia el final, se despachó con Por lo que yo te quiero, otro tema que se ha ganado su lugar entre los himnos del tunga-tunga a nivel nacional.
Griffo tuvo que apurar su cierre por el inminente comienzo de la televisación para todo el país, pero alcanzó a sacarse una foto de cara a la multitud junto a su madre, Gladys La Bomba Tucumana, y su padre, el también cantante Ariel Griffo.
DE CÓRDOBA AL PAÍS
A las 22, el comienzo de la transmisión la TV Pública tuvo como condimento especial una coreografía de bailarines al ritmo del ¿himno? del festival, que destacó en su estribillo la frase “Cosquín Cuarteto, de Córdoba al país”. Después de esa introducción para la televisión, Santiago “Colorete” Gianola se hizo cargo de la animación y presentó a Magui Olave, a quien definió como la voz femenina de más crecimiento en el género.
De punta en blanco, Magui salió a comerse la cancha y le puso frenetismo a su actuación desde el momento cero. Apoyada en una banda sólida y fina en detalles, la cantante mostró su crecimiento como intérprete. No paró de bailar y confirmó su actitud arrolladora en los distintos segmentos de su show.
Con temas como Dueles, Por primera vez (otro gran clásico reciente grabado junto a Q’ Lokura) y Culpable, Olave fue la gran figura de la primera parte de la noche. Para ese entonces, cerca de las 23 y con Chipote ultimando detalles para su arranque, la plaza registraba un 90% de ocupación.
En las afueras había varios rezagados que todavía esperaban por ingresar y también muchos curiosos que rodeaban el recinto coscoíno para vivir la fiesta desde afuera. Con mucho por andar todavía, la noche inaugural del Cosquín Cuarteto ya había entrado en la historia.
UNA GRILLA DE LUJO
Uno de los grandes atractivos del Cosquín Cuarteto pasaba por la posibilidad de ver a la mayoría de los principales referentes del género juntos, compartiendo un mismo escenario y adaptando sus tradicionales bailes a conciertos más cortos y contundentes.
Siguiendo esa línea, Chipote y Monada funcionaron como puntos intermedios entre los números de apertura y los que llegarían más entrada la madrugada.
El grupo en el que surgieron Nicolás Sattler y Facundo Herrera (los cantantes de Q’ Lokura), sigue celebrando sus 15 años de trayectoria y presentó oficialmente a su nueva incorporación, Joni Aguirre, hijo de Neno (uno de los dos cantantes de Dale Q’ Va). Con canciones como Todo de ti, Me vas a extrañar o Soy soltero el grupo contagió juventud y actitud.
“Bienvenidos al ritual”, anunció Juanito Ninci en el inicio de la presentación de Monada, que atravesó problemas técnicos desde el comienzo. El grupo largó con Te juro que me voy, una novedad con olor a clásico que destaca la particularidad del sonido (y la propuesta) de los hermanos Ninci en el universo cuartetero actual.
Sin embargo, hubo desacoples internos y desajustes que se hicieron evidentes, que tuvieron como resultado la incomodidad de la banda sobre el Atahualpa Yupanqui durante casi todo el show. En el final, con Tu jardín con enanitos, el cantante se quejó públicamente por un corte en el sonido de parte de la organización.
“Eso no se le hace a los artistas”, dijo antes de volver a arrancar la canción y apoyarse en la gente para cerrar el show con una versión errática pero con claro aguante del público.
LOS PLATOS FUERTES
Con el avance de la madrugada, se pudo ver a tres de los grupos más convocantes del género uno detrás del otro.
Q’ Lokura fue el primero, pero su show dejó en claro que la banda es una de las más sólidas del ambiente pese a su relativa juventud (durante febrero cumplirán su cuarto aniversario).
El proyecto comandado por Nico Sattler y “el Chino” Herrera desplegó un concierto con todos los climas, que incluyó versiones como Pepas, de Farruko, o 200 copas, de Karol G. También tuvo de invitados a Magui Olave, Tyago Griffo y al hermano de Herrera. No obstante, entre sus momentos más destacados estuvieron Me inventaré, A un milímetro de ti o Noche con arte, con un sonido tradicionalmente cuartetero que la banda despliega con naturalidad.
Luego de que la gente pidiera otra y el grupo de Sattler y Herrera hiciera una lectura propia de Soy parrandero, de Los Palmeras, llegó el turno de Dale Q’ Va. Q’ Lokura había dejado el escenario “caliente”, según “Colorete” Gianola, y la banda comandada por los experimentados Neno Aguirre y David Ortiz tuvo la difícil tarea se sostener esa intensidad.
Aunque no lo lograron del todo debido al cansancio de una parte del público y algunos problemas con el sonido, el grupo se despachó con clásicos como Ojalá no te hubiera conocido nunca y Es mentiroso o Hacer el amor con otra. También fue bien recibido el mayor acento que puso la banda en el repertorio cumbiero.
Poco después de las 3, La K’onga se subió al escenario siendo la banda que buena parte de los presentes estaba esperando por ver. El proyecto que comandan los cantantes Diego Granadé, Nelson Aguirre y Pablo Tamagnini vive su hora de mayor gloria y eso quedó claro también en Cosquín Cuarteto.
Da la sensación de que no hay puntos flacos en un repertorio que incluye “un éxito tras otro”, desde Te mentiría (la canción que abrió y cerró el show) a Ya me enteré, pasando por Te perdiste mi amor, Convénceme o Universo paralelo, que sonó por cuarta vez a lo largo de la noche pero esta vez de la mano de su mejor intérprete (Granadé).
En una hora, la banda demostró por qué tiene el mote de “banda del momento” y las reacciones del público ante cada una de sus canciones también lo certificaron. Además, en uno de los momentos más emotivos del festival, el salteño Juan Fuentes se sumó con su imponente voz para La noche sin ti.
Sobre las 4 de la madrugada, La K’onga dijo adiós luego de La cabaña, El mismo aire y el bis con Te mentiría. Pese a la larga jornada, la mayoría del público puso su última cuota de energía en ese cierre, que tuvo a la Próspero Molina entera bailando y cantando.
Tras la despedida de la banda nacida en Villa Dolores, el recinto coscoíno comenzó a despejarse mientras Facu Gutiérrez esperaba para subir al escenario.
Aunque no hubo cifras oficiales, más de 15 mil personas se dieron cita en el regreso de Cosquín Cuarteto y dejaron en claro que, si todo sale según lo esperado, el festival volvió para quedarse definitivamente como parte de la cartelera de cada verano. Al cuarteto y a su gente le hacía falta un evento así.
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