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17 de enero de 2022

Jesús María 2022, día 11: crónica de una suspensión inesperada y un cierre trunco

Al promediar la penúltima noche del festival, que tenía a Luciano Pereyra como numero central, un diluvio obligó a cancelar lo que restaba de la programación.

El Festival de Jesús María tuvo este domingo un cierre trunco obligado por la lluvia que cayó intensamente sobre el anfiteatro José Hernández, situación que derivó en la suspensión del resto de la penúltima jornada del evento.

El diluvio llegó pasadas las 23.30, mientras Florencia Paz se presentaba en el escenario Martín Fierro. De esta manera, el número central de la noche, Luciano Pereyra, no pudo actuar en el cierre tradicional del festival. Sin embargo, según anunció la organización durante la madrugada, el de Luján se sumará este lunes a la noche extra que ya tenía a Tini y Los Palmeras como números centrales.

UNA SERIE DE EVENTOS DESAFORTUNADOS

Alrededor de las 21, una sensación ambigua comenzó a invadir las inmediaciones del anfiteatro. A esa hora se comunicaba la suspensión de la actuación de La Barra a causa de una descompensación de su cantante, Javier “la Pepa” Brizuela. En paralelo, la certeza de haber cortado más de 100 mil entradas en esta edición suponía un objetivo cumplido para la organización.

El Festival de Jesús María tuvo este domingo un cierre trunco obligado por la lluvia que cayó intensamente sobre el anfiteatro José Hernández, situación que derivó en la suspensión del resto de la penúltima jornada del evento.

El diluvio llegó pasadas las 23.30, mientras Florencia Paz se presentaba en el escenario Martín Fierro. De esta manera, el número central de la noche, Luciano Pereyra, no pudo actuar en el cierre tradicional del festival. Sin embargo, según anunció la organización durante la madrugada, el de Luján se sumará este lunes a la noche extra que ya tenía a Tini y Los Palmeras como números centrales.

UNA SERIE DE EVENTOS DESAFORTUNADOS

Alrededor de las 21, una sensación ambigua comenzó a invadir las inmediaciones del anfiteatro. A esa hora se comunicaba la suspensión de la actuación de La Barra a causa de una descompensación de su cantante, Javier “la Pepa” Brizuela. En paralelo, la certeza de haber cortado más de 100 mil entradas en esta edición suponía un objetivo cumplido para la organización.

Pese al imprevisto, el show debía continuar. Para ese momento, las calles aledañas al José Hernández registraban un importante movimiento de gente y había expectativas de una noche interesante en materia de convocatoria, al menos en sintonía con lo que habían sido los casi 11 mil tickets vendidos para el sábado.

Dentro del anfiteatro, tuvo lugar la última jornada de jineteada, que pudo realizarse con total normalidad para definir a los campeones en las tres categorías de la competencia.

En el escenario, en tanto, se habían presentado los primeros números de la noche, incluyendo la presencia de Llawar Llajta, el grupo de la ciudad de Córdoba que se impuso en el certamen Camino al Festival que tuvo lugar en el predio del Patio de Doña Pipa durante las diez noches previas.

Luego del arranque de la transmisión oficial, Cabales y Emiliano Zerbini completaron sus actuaciones y en ambos casos cumplieron con un anfiteatro expectante por Luciano Pereyra.

Los salteños apostaron en el inicio por chacareras como En carpas y patios de tierra o Borrando fronteras. A su vez, presentaron algunas de las canciones de su último disco a la fecha, Simple, que fue alumbrado durante la pandemia.

Por su parte, el músico cordobés criado en Chilecito, La Rioja, volvió a demostrar por qué es uno de los grandes valores del folklore provincial.

 

Entre otras piezas, interpretó la zamba Serrano soy, que define su idiosincrasia. Pero también dejó picando una noticia inesperada: que esta sería su última actuación en el festival al menos bajo el nombre de Emiliano Zerbini.

 

“El año que viene, 2023, me voy a retirar. Voy a trabajar todo este año pero el año que viene posiblemente ya tome otros rumbos”, aseguró el músico antes de despedirse con Chacarera doble.

LLUVIA Y SUSPENSIÓN

Pocos minutos después de las 23, el aire fresco y algunos truenos anticipaban una esperada lluvia durante todo el festival. Sin embargo, nadie presagiaba lo que estaba por venir.

A las 23.30, el Servicio Meteorológico Nacional anunció tormentas fuertes con ráfagas y ocasional caída de granizo para el departamento Colón, entre otros. Minutos después, las primeras gotas empezaron a caer sobre el anfiteatro José Hernández.

En ese momento ya se encontraba Flor Paz sobre el escenario. La artista, hija de Onofre Paz, había comenzado su show minutos antes y estaba cantando Dos orillas cuando se precipitó la lluvia.

Con una puesta audiovisual impactante y una propuesta que imprime modernidad pop a la música de raíz, la cantante pisó con fuerza el Martín Fierro. Pero en medio de Fruto, la lluvia ganó una intensidad que hizo que la mayoría de los presentes escaparan de las tribunas.

“El agua es bendición, dicen. ¡A disfrutarla!”, había arengado antes Paz. Minutos después, tuvo que abandonar un escenario completamente mojado y su show se cortó en seco por razones de seguridad.

A esa altura, todos los sectores techados del anfiteatro estaban ocupados por público y trabajadores vinculados al festival que buscaban algo de reparo. El salón 16 de mayo, ubicado detrás del escenario, ofrecía una postal propia de un recital atestado de gente.

En los pasillos internos del José Hernández los miembros de la organización iban y venían. Las delegaciones de jinetes y los periodistas se entremezclaban y esperaban definiciones.

Las escaleras que bajan de las plateas hacia el área por donde suelen ingresar los artistas se había inundado levemente, lo cual las hacía intransitables. A través de las ventanas, además, se podía ver la fuerza de la caída de la lluvia y las cascadas que desagotaban el agua que llegaba a los techos.

Finalmente, y luego de realizar la ceremonia de premiación del campeonato de jineteada en la sala donde habitualmente se llevan a cabo las conferencias de prensa, minutos antes de las 00.30 se comunicó la suspensión definitiva de la jornada. A esa altura más de 10 mil personas habían ingresado a un anfiteatro que se vació en instantes.

Fue el cierre inesperado de un festival que le devolvió la memoria a Jesús María, pero que terminó de forma abrupta. La noche extra de este lunes bajará definitivamente el telón de la edición 56 y dejará lugar a los balances y las reflexiones correspondientes.

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