Cuando uno ve jugar a Julián Álvarez salta a la vista que su posible ausencia será irremplazable para Marcelo Gallardo y, en ese panorama, aparecen dos opciones muy nítidas:

1) Estamos frente a una de las mejores apariciones en el fútbol argentino de las últimas dos décadas.

2) Se trata de un futbolista con buenas condiciones que resulta imparable porque compite en una liga berreta.

Subestimar lo propio es moneda corriente entre los críticos que meten en la misma bolsa la pésima organización de los campeonatos junto con las virtudes descomunales de algunos futbolistas.

Es cierto, los dirigentes colaboran poco para explotar la jerarquía de los pibes que surgen y la rompen, pero eso no justifica el intento de “bajarles el precio”.

El mismo error cometió Jorge Sampaoli con Lautaro Martínez en la previa del Mundial de Rusia. Fue a verlo varias veces a la cancha de Racing, pero finalmente lo dejó afuera por su “falta de roce internacional”.

Su lugar en la lista lo ocuparon otros delanteros que casi no tocaron la pelota.

Justamente el delantero de Inter es el antecedente más inmediato de “futbolista crack” surgido en la liga Argentina.

El “Toro” integra, junto a Carlos Tevez y el “Kun” Sergio Agüero, el selecto grupo de delanteros que claramente “rompieron el molde”. Desde que se afirmaron en primera división, comenzaron a deslumbrar con su habilidad, su talento y su capacidad goleadora. Son distintos porque, además, emociona verlos jugar.

Lo dicen sus propios compañeros: “Hay que alcanzarles la pelota, nada más”. Y ellos hacen cotidianamente lo que otros no pueden, incluso aquellos que también tienen buenas aptitudes pero son terrenales.

Por eso, suena ridículo escuchar y leer que el pibe de Calchín es la figura descollante porque el nivel de la Liga Profesional es mediocre. Parece difícil aceptar que estamos ante una joya futbolística. Para decirlo aún más claro: sería muy raro que Álvarez fracase una vez que sea transferido.

Su futuro mantiene en vilo a todo River y él lo sabe: “No sé qué pasará [en los próximos días]. Ahora salgo de vacaciones. En enero se verá si arranco la pretemporada o pasa otra cosa. Lo que sí sé es que a la hora de tomar decisiones elegiré lo que crea mejor”, lanzó el delantero después de ser la figura en Santiago del Estero ante Colón.

El cordobés no es volante ofensivo, ni extremo. Tampoco es un “9″ de área. Sin embargo resulta imparable en todos los sectores. Metió 20 goles en los últimos 5 meses y lidera todas las estadísticas ofensivas. Es el verdadero jugador “gana partidos”.

Con sus dos tantos ante Colón, en la final del Trofeo de Campeones, superó a Gonzalo “Pity” Martínez (35) y se convirtió en el cuarto máximo artillero de la era Marcelo Gallardo en River, por detrás del colombiano Rafael Borré, Lucas Alario e Ignacio Scocco.

Pocos lo conocen mejor que Marcelo Gallardo que rápidamente detectó sus virtudes y supo llevarlo de a poco. El DT de River lo sabe: para competir en la Libertadores con los brasileños será imprescindible que Julián se quede. En todo su ciclo nunca necesitó tanto de una individualidad.